domingo, 9 de octubre de 2011

Suministros

Y saca del mostrador la bandeja para enseñar el género; un trozo de carne verde, no mucha, sanguinolenta, cortada al tajo de machete. Vuelan en ochos a su alrededor decenas (centenas) de moscas que brillan como brillan las pupilas del cliente. Son destellos verdes, azules, amarillos… “¿A cuánto?” “A seismil” Pues acepta; es caro pero compensa. El dependiente asiente y toma el cazamariposas más pequeño. Con un añejo movimiento de muñeca enreda decenas (centenas) de los insectos nerviosos y de allí al frasco. Se aceleran los movimientos y zumbidos. “Tenga, seismil”. Las manos de la rana que se atiernan sobre el tesoro y al rato, en la calle, mirándolos al sol. Destellos. Y esa lengua golosa que pasea de un lento latigazo por la calva.

13 comentarios:

  1. Alberto: ¿por qué lo «decenas (centenas)»? No lo comento como crítica, sino como uno tratar de aprender no tiene otro remedio que preguntar lo que no sabe. Se me ocurre que quizás es una manera desencerrar las socas, aunque sea entre paréntesis.
    Ya dirás (si no supone destripar demasiado la historia, claro).

    PD Acabé los cuentos de Rulfo y estoy al final del Páramo. ¡Qué manera de contar, sobre todo en Páramo! La semana que viene, el Carpentier.

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  2. Puedes comentarlo perfectamente como crítica, Fernando, porque lo he puesto un poco por el "a ver qué pasa". Salió a vuelapluma y apurando la función de los paréntesis: ¿aclaración? ¿precisión? ¿ampliación? En todo caso me pareció que era una marca lo suficientemente fuerte como para hacer con ella una repetición dentro del texto y llamar la atención sobre las moscas. En fin, una pequeña concesión al automatismo. ¿Funciona? No lo sé, vosotros me diréis.

    Respecto a Rulfo. Tú lo dices "qué MANERA de contar". Ahí está el asunto. Creo que Carpentier te gustará también. Y después, en lo alto del podium, el amigo Onetti. Ahí te encontrarás una vuelta de tuerca maravillosa, si no lo has leído ya, claro.

    Un abrazo, Fernando.

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  3. Me ha parecido buenísimo, Alberto, esa vuelta de tuerca, esa mirada hacia lo inesperado, y los paréntesis, yo los había entendido como el encierro de las moscas en el frasco, una manera gráfica de dar una pista del desenlace final.

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  4. Pues un descubrimiento entonces por tu parte, Maite. Quizás puede parecer eso también, no lo había pensado...

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  5. Sí, yo también lo entendí como Maite, pero mi ordenador escribió no sé qué de socas...

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  6. un relato de carnicería, sórdido y con una vuelta de tuerca muy bien hecha al final, sin engaños. Estaba imaginando un relato futurista catastrofista, la rana me ha gustado más. Solo una cosa... mostrador y mostrar me rechinan tan cerca, pero no sé si fue tu intención repetirlo.
    Los paréntesis me gustan mucho.
    Un abrazo

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  7. Hola vengo aquí porque me lo ha recomendado Propílogo aunque en realidad sé de ti por El Filandón y El Pasen y Vean de Agus. Culpa mía no pasar más a menudo por falta de tiempo como siempre.
    Me gusta el cómo está escrito el texto tanto como el qué está escrito.
    Voy a bucear un poco que me he perdido cosas.
    Esta claro que las buenas lecturas influyen..Rulfo, Carpentier y Onetti..puf puf.
    Prefiero a Rulfo por su concisión, la aparente simplicidad de su escritura pero cada cierto tiempo vuelvo a leer ese Siglo de las luces que me flipó en COU a pesar de ser de lectura obligada. De Onetti tengo pendientes por ahí los cuentos completos.
    Pues hala un saludo.
    ´Creo que el " a ver qué sale" ha funcionado.

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  8. Me gusta, Alberto. Y mucho.
    Empezaría por alabar ese Y inicial, que te suelta de bruces en el micro, como una apertura de Salinger.
    Seguiría con el aplauso a lo visual: los ochos que describen las moscas, sus colores. ¡Nos obligas a imaginar un cazamariposas pequeño!
    Respecto al paréntesis, para mí funciona, aunque no estoy seguro si en uno u otro aspecto. Por un lado lo he visto como un apunte-corrección, como si hubiera un segundo narrador que precisa la cantidad real de moscas. Por otro lado lo he visto como una especie de marca de margen, como si diera igual que fueran decenas que centenas, que en definitiva eran muchas y ya está. Me gusta el efecto, porque creo que añade un segundo plano a la narración.
    Sin embargo, y en confianza, se me ha hecho incómodo lo de la lengua bífida de la rana. Por un lado da igual, porque es ficción, pero por otro, y lo digo sin ninguna seguridad, yo creía que los batracios no tenían lengua bífida.
    De todas formas, un texto brillante, Alberto.
    Un abrazo nostálgico de León.
    Gabriel.

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  9. ANITA: Tienes razón; mostrador y mostrar chirrían un poco ahí. Habrá que hacer algo...

    ROSANA: Bienvenida, Rosana. ¿De verdad tuviste que leer a Carpentier en COU? ¡Ojalá me lo hubieran enseñado entonces! Los "Cuentos Completos" los estoy leyendo ahora y me están pareciendo todo un manifiesto.
    Bueno, pues ya sabes, pasa por aquí cuando quieras. De momento también nos veremos en Explorando Liliput.
    Saludos

    GABRIEL. Me mataste. En algún sitio leí que un buen especialista se carga cualquier obra literaria y mira tú por dónde... Pues voy a pensar si cambio la lengua o hago de la rana un dragón de komodo. En cualquier caso, gracias por pasar, por tus palabras y por tu aporte. Y ya sabes, cuando te pases por aquí, curamos esa nostalgia con un plato de cecina.
    Un fuerte abrazo.

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  10. Como se han dicho ya tantas cosas, solo me queda llegar, aplaudir y "robar". Con tu permiso, claro. Si me dejas me llevo esta rana a www.charcaderanas.blogspot.com
    Un saludillos
    croak, croak

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  11. Roba, roba, Puck, ahora que ya están corregidas las imprecisiones contra tu especie.

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  12. El idioma en su dichoso florecer.
    ¡Viva la madre que te parió!
    Abrazos, abrazos, abrazos,
    PABLO GONZ

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  13. Gracias, gracias, gracias, Pablo, por el comentario y por la parte que te toca.

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