miércoles, 9 de noviembre de 2011

Setas mágicas

¡Ostras! ¡Esa otra seta que hay entre los pinos sí que es gorda, la más grande de todas! Nadie me va a creer. Corro a casa y vuelvo con el hacha, el carro y el borrico. Con toda el alma, atizo el primer golpe. Pero salgo rebotado y doy dos vueltas de campana. Desde el suelo veo al borrico morirse de risa. "¡Egoísta! ¿Es que piensas comértelas tú todas?" me grita el carro muy serio poniéndose en jarras.

5 comentarios:

  1. Ostrás, probaste la seta antes de tiempo... y no era de las que se deban comer.
    Buen viaje!!!
    Abrazos

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  2. Seguro que le sacas más provecho a las que tomaste justo antes de ver esa jajaja.

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  3. Yo opino que la seta era tan mágica (ahora le llaman así) que uno flipaba con sólo darle un hachazo.
    Abrazos fuertes, Alberto.
    P

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  4. Alberto... me parece a mí que sin querer esnifó las esporas... y la Amanita faloides ya se sabe.

    Un texto gamberro y divertido.


    Abrazo

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