El vuelo lo remonta el
suicida en el último instante haciéndole un pase de pecho al
asfalto que lo aguarda en el fondo. Asciende por el callejón
flanqueado por hileras de balcones, abre los brazos acariciando la
ropa de los tendederos y quiere sonreír en su vuelo a la bandada de
golondrinas que lo acompañan. Hoy brillan los tejados con fulgor
eléctrico. Se enredan jirones de luz en la boca del que por fin
encuentra a sus pies la música de una ciudad que se despierta. Allí
los ríos, allí las montañas. Allí contra la gravedad un salto del
ángel que lo eleva mucho, mucho más alto y allí las estrellas que
ven fluyendo lentamente a un arrepentido que ahora tiene el espanto y
el pelo de un loco. Hay ecos tristes de cristales dando saltos metálicos de
un lado al otro de la Vía Láctea. Hay un lactante. Hay un feto que
se encorva y se arruga hacia dentro como las nueces olvidadas en el
fondo de los huertos en invierno. Un instante pasa que es sólo un
instante. Y el golpe seco por fin contra el asfalto.
Tengo que leerlo mas a fondo pero tiene imágenes increíbles. Bien pintado y buenos juegos de prespectivas.
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