Como cada domingo, ella se despide de mí para siempre. Vuelve furiosa de misa, mete en una bolsa todo lo que encuentra en el frigorífico junto a un par de bragas y me dispara a los ojos con el spray antivioladores. No quiero volver a verte, me grita. Yo, que de lunes a sábado soy muy bueno, cierro el diario, recojo unas acelgas que se le han caído junto a la puerta y me acuesto en el filo del colchón como una gallina vieja. Mañana será otro día.
Muy visual y con frases muy contundentes. Me encanta ese arranque y las imágenes de la bolsa y de la gallina vieja.
ResponderEliminarsaludillos
No hay peor augurio que acelgas en el suelo. No hay.
ResponderEliminarMe alegro de volver a verte, Alberto.
Abrazo
Gabriel
Suscribo las opiniones de Puck y Propílogo, Alberto.
ResponderEliminarEs un placer volver a leerte por aquí.
Un saludo,